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El verdadero poder no se obtiene en las urnas, sino en la mente de los electores.

Branding político.

Lo que representes en la mente de las y los electores es lo que eres. El león no es el felino más letal, sin embargo,  lo reconocemos como el rey de la selva, porque esa fue la imagen que le construyeron.


Construir una marca política sólida es la mitad del éxito. Y las marcas no se construyen y posicionan de la noche a la mañana. El buen branding se trata de generar confianza. Por eso, es un proceso permanente.

Marketing político.

Es la disciplina que retoma la metodología del marketing comercial, para aplicarla al mercado político-electoral y gubernamental, con el fin de promover la marca política y alcanzar los objetivos político-electorales que se hayan planteado. Por eso, toda estrategia integral de marketing político debe contener:


  • Definición de la oferta de valor.
  • Segmentación del mercado electoral.
  • Identificación de los segmentos clave.
  • Mezcla de mercadotecnia de la marca política.

Pero para diseñar una buena estrategia, primero se necesita conocer bien a los electores.

Electores y conductas electorales.

Entender el comportamiento de las y los electores no es resultado de la intuición, sino un esfuerzo que requiere datos confiables y capacidad de análisis. 


Existen distintos tipos de electores por sus drivers de voto, es decir, una misma conducta electoral puede tener distintas motivaciones. 


Para diseñar mejores estrategias, es fundamental entender las motivaciones de las y los electores y qué emociones las detonan.

Emociones de las y los electores.

Para entender mejor el comportamiento electoral es fundamental conocer el estado emocional de las y los electores. Para ello, utilizo un modelo basado en las

seis emociones básicas de Ekman: felicidad, enojo, miedo, tristeza, asco, y sorpresa.

Felicidad (confianza)

Felicidad (confianza)

Felicidad (confianza)

La realidad es que cada vez menos electores se sienten realmente felices, porque ningún gobernante satisface sus  expectativas. Sin embargo, la gente puede sentir confianza en alguna candidata o candidato, al menos, en que no va a perjudicar su vida.

 

Los electores que se sienten satisfechos con sus gobernantes suelen votar por proyectos de continuidad.

Enojo

Felicidad (confianza)

Felicidad (confianza)

En términos muy generales, la gente espera que sus gobernantes sean competentes y honestos. En la medida que los gobernantes se alejan de la imagen mental que tienen los electores tienen de ellos, estos van pasando de la decepción al enojo.   


Los electores que se sienten enojados, votan por proyectos de cambio. Entre más grande sea el enojo, más radical será el cambio que busquen.

Asco (repudio)

Felicidad (confianza)

Asco (repudio)

Se refiere al repudio hacia algo o alguien que se considera sumamente desagradable. Esta es la emoción que sienten los electores que han llegado a un grado extremo de rechazo a un personaje político. El sentimiento de asco es la antesala del odio. 


Los electores que sienten repudio por un personaje, votarán para impedir que gane; es decir, le darán su voto a la opción con mayores probabilidades de ganarle al personaje repudiado.

Miedo

Sorpresa

Asco (repudio)

La mayor parte de nuestras decisiones están influenciadas por dos poderosas emociones: el deseo y el miedo. De acuerdo con la psicología de las decisiones, el miedo suele ser más fuerte que el deseo, es decir, la gente suele elegir la opción más segura, sobre la más prometedora, cuando esta segunda se interpreta como riesgosa. Hay personajes que parecen ser prometedores, pero también infunden miedo.


Los electores que sienten miedo hacia un personaje o proyecto, votarán en contra de él, aun si eso implica votar por una opción que realmente no les convence. 

Sorpresa

Sorpresa

Sorpresa

El personaje político que tiene la capacidad de romper con lo establecido, causa sorpresa, siempre y cuando su performance disruptivo sea auténtico. 


La base de la sorpresa es una disonancia cognitiva. El personaje disruptivo sorprende, porque se aleja de la imagen mental que el elector se ha formado.


Los electores que sienten sorpresa pueden decidir darle su apoyo al personaje que los ha sorprendido, aunque este no es el único motivador de voto.

Tristeza

Sorpresa

Sorpresa

El enojo es una emoción que causa mucho desgaste, porque es activadora, es decir, motiva acciones. Por esa razón, llega un momento en que las personas se cansan de estar enojadas con sus gobernantes. Es en ese momento cuando pasan a la tristeza, que es una emoción más pasiva, es decir, las personas que sienten tristeza, suelen quedarse quietas.


El elector que siente tristeza deja de votar. Es el típico abstencionista que se encuentra en una especie de depresión electoral.

Conductas electorales.

Las emociones que los personajes políticos provocan en las y los electores, son, a su vez, las que motivan las distintas conductas electorales:

Electora contenta; convencia de por quién va a votar.

Electores que van a votar por ti.

Electores que NO van a votar por ti.

Electores que podrían votar por ti.

Son creyentes de tu proyecto. Su voto está casi asegurado, aunque nada es 100% seguro.

Electores que podrían votar por ti.

Electores que NO van a votar por ti.

Electores que podrían votar por ti.

Los entusiasma tu proyecto, pero tienen dudas, así es que requieren mensajes dirigidos para despejarlas.

Electores que NO van a votar por ti.

Electores que NO van a votar por ti.

Electores que NO van a votar por ti.

No tienen nada contra ti, pero no los convences. Hay que cuidar que no los capte tu némesis.

Electores que van a votar contra ti.

Electores que NO van a votar por ti.

Electores que NO van a votar por ti.

No solo no creen en ti, sino que están en tu contra. Quieren que pierdas y votarán por quien pueda vencerte.

Electores que podrían votar en tu contra.

Electores que podrían votar por tu némesis.

Electores que podrían votar en tu contra.

No creen en tu proyecto y no los convencerás, pero sí podrían radicalizarse en tu contra.

Electores que votarán por tu némesis.

Electores que podrían votar por tu némesis.

Electores que podrían votar en tu contra.

Son creyentes del proyecto de tu némesis y es casi seguro que le darán su voto.

Electores que podrían votar por tu némesis.

Electores que podrían votar por tu némesis.

Electores que podrían votar por tu némesis.

Su proyecto los atrae, pero tienen dudas, así es que requieren mensajes dirigidos para alejarlos de esa tentación.

Electores que NO votarán por tu némesis.

Electores que podrían votar por tu némesis.

Electores que podrían votar por tu némesis.

No solo no creen en tu némesis, sino que piensan que sería perjudicial si gana. Votarán por la mejor vía para impedirlo.

Electores que podrían votar contra tu némesis.

Electores que no van a votar. Los abstencionistas.

Electores que no van a votar. Los abstencionistas.

No creen en tu némesis, pero tampoco creen que sea lo peor, aunque podrían radicalizarse.

Electores que no van a votar. Los abstencionistas.

Electores que no van a votar. Los abstencionistas.

Electores que no van a votar. Los abstencionistas.

Son los decepcionados que ya no creen en nadie. Consideran que votar no sirve de nada.

Electores que podrían caer en abstencionismo.

Electores que no van a votar. Los abstencionistas.

Electores que podrían salir del abstencionismo.

Suelen votar, pero están al borde del hartazgo. Por eso, si nadie los convence, ya no votarán.

Electores que podrían salir del abstencionismo.

Electores que no van a votar. Los abstencionistas.

Electores que podrían salir del abstencionismo.

Están tan decepcionados, que ya no los mueve la esperanza, pero los podría mover el miedo. 

En una campaña política integral se le mandan mensajes específicos a cada uno de estos electores.

Electores radicales.

Pasaron del repudio al odio total.

¿Por qué se radicalizaron?  

  • Porque sienten que los gobiernos no han resuelto sus problemas más apremiantes.
  • Porque se infoxicaron, es decir, se saturaron de información que, además, muchas veces es falsa.
  • Porque se sienten abandonados(as) y hasta traicionados(as) por sus gobernantes y representantes.
  • Porque el discurso y acciones de sus líderes se radicalizaron.
  • Porque necesitan desahogar su frustración señalando culpables (verdaderos o falsos) para castigarlos y hasta desquitarse. 
  • Porque las y los políticos perdieron la capacidad de conectar con ellos.
  • Porque la sociedad ya estaba polarizada; solo necesitaba un motivo para expresarlo.

Se volvieron casi intransitables, pero...

¿Se puede conectar con las y los electores radicales?

Las y los electores radicales suelen defender con todo aquello en lo que creen, y atacar, también con todo, aquello que detestan. 


A menos que sufran una fuerte decepción de aquello en lo que creen, sacarlos de su postura es prácticamente imposible, por lo que son un poderoso motor a favor o en contra.


Sin embargo, tal como ocurre en el jiu-jitsu, se puede usar la fuerza del oponente en su contra.

Las y los electores cambiaron, y la forma de comunicarse con ellos, también. Las y los políticos que no sepan adaptarse a ese cambio, están destinados a extinguirse.

Aspectos psicológicos que influyen en las y los electores.

Disonancia cognitiva

Distancia psicológica

Distancia psicológica

Un paraguas amarillo entre muchos negros, como metáfora de una disonancia cognitiva.

Es la incongruencia que existe entre un esquema mental y la realidad manifiesta. No es una simple contradicción, sino el conflicto entre un esquema mental sostenido por una red neural y la realidad. Las disonancias causan ansiedad y, por esa razón, las personas, de manera inconsciente, buscan estrategias para resolverlas. A veces la solución es un cambio de conducta. Otras veces es el autoengaño.

Distancia psicológica

Distancia psicológica

Distancia psicológica

Siluetas de cabeza femenina y masculina. Pensamiento distinto, por la distancia psicológica.

Nadie puede experimentar la realidad a través de otra persona, porque somos individuos únicos e irrepetibles. Esta diferencia entre la experiencia propia y la ajena se llama distancia psicológica, y tiene cuatro dimensiones: social, temporal, espacial e hipotética. En consultoría política, la más significativa es la dimensión social, es decir, la distancia entre la realidad que perciben las personas comunes en su entorno y la que perciben las y los políticos desde el suyo.

Indefensión aprendida

Distancia psicológica

Indefensión aprendida

Manos encadenadas, como metáfora de lo que sienten las personas en estado de indefensión aprendida.

 Es el estado psicológico en el que caen las personas cuando sienten que hagan lo que hagan, no pueden evitar un dolor o sufrimiento. Esta situación se puede deber a circunstancias muy específicas en la vida de una persona, pero cuando en una comunidad el porcentaje de personas en estado de indefensión aprendida es elevado, es porque hay graves problemas sociales sin resolver.

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